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Columna | Educación Continua en la era digital: un modelo centrado en el estudiante

Por César Oyarzo
Director de Educación Continua, Instituto de Salud Pública, UNAB

Vivimos un tiempo de cambio acelerado, donde el conocimiento evoluciona más rápido que nunca y las habilidades del presente pueden quedar obsoletas en pocos años.

En este contexto, la Educación Continua no es solo una opción, sino una necesidad permanente para profesionales que buscan mantenerse vigentes, adaptarse a nuevos entornos y liderar con sentido.

En nuestro Instituto, hemos asumido el desafío de construir un modelo de educación continua a la altura de la era digital.

Un modelo que reconoce al estudiante como el verdadero protagonista del proceso formativo. No basta con ofrecer más cursos ni con trasladar lo presencial al formato online. Lo que se requiere es un rediseño profundo del cómo y para qué enseñamos, poniendo al centro las necesidades, motivaciones y trayectorias de quienes aprenden.

Desde el año 2026, todos nuestros Diplomas Abiertos se imparten en formato 100% online, con una estructura que privilegia la flexibilidad del estudiante: un 70% del tiempo corresponde a actividades asincrónicas que permiten avanzar a ritmo propio, complementadas por espacios sincrónicos de alta interacción.

Nuestro modelo pedagógico se construye a partir de objetivos de logro claros y medibles para cada estudiante. Hemos ampliado nuestra oferta académica para responder a los desafíos de nuestro tiempo, incorporando temáticas como salud mental, emergencias y catástrofes, y salud digital. Además, hemos comenzado a impartir cursos orientados al desarrollo de competencias específicas que serán certificadas mediante microcredenciales. Como parte de nuestra visión internacional, también estamos integrando elementos de internacionalización en nuestros Diplomas, facilitando el diálogo con expertos globales y el acceso a estándares internacionales de calidad.

La Educación Continua del siglo XXI debe ser flexible, personalizada, modular y accesible. Debe permitir a los estudiantes aprender a su ritmo, reconocer aprendizajes previos, construir rutas formativas propias y recibir certificaciones significativas en cada etapa. Debe estar respaldada por plataformas tecnológicas robustas, docentes preparados para enseñar en entornos híbridos y mecanismos de evaluación que acompañen el progreso, más que solo medir resultados finales.

Nuestro modelo integra estas dimensiones y se proyecta con una visión de futuro: formar profesionales que no solo actualicen conocimientos, sino que desarrollen capacidades para aprender continuamente, colaborar en redes globales y transformar los desafíos de sus contextos en oportunidades de impacto social.

En las próximas columnas iremos compartiendo los pilares, experiencias y aprendizajes de este camino. Porque la educación continua no solo se adapta al mundo digital: también lo transforma.

Referencias bibliográficas
  • Bates, T. (2019). Teaching in a Digital Age: Guidelines for Designing Teaching and Learning. Tony Bates Associates.
  • European Commission (2020). Digital Education Action Plan 2021-2027.
  • Laurillard, D. (2012). Teaching as a Design Science: Building Pedagogical Patterns for Learning and Technology. Routledge.
  • OECD (2021). Adult Learning and Education in the Digital Age: Opportunities and Challenges. OECD Publishing.
  • UNESCO (2022). Reimagining our futures together: A new social contract for education.
  • International Council for Open and Distance Education (ICDE). (2023). Micro-credentials and Quality Assurance: Promising practices.
  • Jisc (2022). Learning and Teaching Reimagined: A New Dawn for Higher Education.